miércoles, 29 de agosto de 2012

Sal, sueño de amor


Es cuando se colman mis intenciones, enfurecidas por el trigo mediocre de mi suerte; una baldosa que golpea contra el frio concreto es absolutamente comprable con dos cristales derramando un género de la mas bella y amarga hiel que mis pulmones hallan respirado. Tuve la oportunidad de conservar tu vuelo, protegiéndote de mis emociones decidí abandonarte en la más esmerada despedida, entre juegos de polvo y estrellas blancas, abandone así la última vigilia que no me ibas a permitir. Tengo la sensación de que estos sentimientos no deberían ser vigilados pero estos no se saben controlar y pueden destruir relaciones o lograr fines que las trabas conscientes nunca se permitirían.
Triste la diatriba pero no concibo esta pasión: ¿El amor lastima? Tal vez no, tal vez el amor sea solo la pantalla que necesita la muerte, tal vez el amor no tenga intenciones de matar a nadie mas que así mismo, tal vez el amor sea solo una unión invisible que literaliza la existencia de la nada, tal vez el amor sea.
Es que la subjetividad que producen las costas lejanas a mi, me obligan a ser feliz y sin intenciones de oponerme voy caminando cansino entre abedules y acacias gigantes que no ofrecen sombra a otros que no sean los intrépidos que se atreven a seguir viviendo según sucesos que tergiversan la realidad de nosotros, los otros. No se utilizarían otras razones mas que la alegría y el perfume del sol para lograr un suave rocío bajo el cual refugiarme y encontrar mi cabeza terminada por una ola de la espuma dorada que ilumina esta flor que solo da color cuando no florece.

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